Durante siglos el agua y el viento habían
erosionado aquella ciudad reduciéndola a arena; hasta que llegó el día en que
sus habitantes se descubrieron desamparados y solos en mitad de un desierto
nuevo, capturados por la sorpresa, quizás más espejismos que personas.
Un escenario de ciencia ficción (o no) terrible y, en cambio, plagado de poesía.
ResponderEliminarLuisa, que tu fantasía sea eso, una quimera.
Besos de Pascua
Lo has entendido como yo: un poco terrible, otro poco mágico.
ResponderEliminarAhora... siempre hay más lecturas.
¿Besos de Pascua, con sorpresa? Jo, qué suerte!
Me recordó La invención de Morel. Tal vez por esos seres cual imágenes o espejismos.
ResponderEliminarAbrazos muy reales.
Es curioso como las cosas van ocurriendo y no nos percatamos, como tus habitantes... Algo que sucede durante siglos les acaba sorprendiendo... Muy profundo este relato Luísa, da que pensar...
ResponderEliminarBesos.