Solamente yo sabía que había empezado a dudar de la
fidelidad de su esposa.
Sobre mí había volcado sus dudas y sus preguntas, sus
miedos y sus sospechas; y es cierto que yo siempre le escuché. Sin embargo se
equivocó cuando creyó que podría ser su espía, que podría vigilarla por él.
¿Cómo saber qué hacía ella cuando él no estaba si sólo
puedo ser cuando él está?
Obviamente su plan no funcionó.
Ahora, cada vez que se mira en el espejo y me
encuentra en él, veo su rostro cada día más hosco y huraño.
Creo que ha empezado a odiarnos a los dos, a ella y a
mí, a ambos.
Una pizca de humor, de amargura, de resignación. El punto de vista es original. El personaje se desdobla. Quizá para soportar la realidad, que no parece estar de su lado...
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa.
Un abrazo de vuelta. Gracias
ResponderEliminarQuizá todo se arreglase, o al menos quedase claro con un poco de comunicación
ResponderEliminarMuy original, Luisa
Un saludo
Normalmente, casi todo o todo,se soluciona con comunicación. Rn eso estamos.
ResponderEliminarGracias