1 de diciembre de 2017

La madre de Hansel y Gretel


De niña devoré todos los cuentos, crecí creyendo en los príncipes azules, en las varitas mágicas y en que los deseos se pedían de tres en tres. Después la vida fue cambiándolo todo, lo que podía pedir y lo que se me concedería, lo que me sería dado.
Hoy paseo por el bosque con mis hijos y les alejo cada vez un poco más de casa, vigilo que no dejen un rastro de migas o de piedras detrás de sí y me aseguro de que no vayan a volver sobre sus pasos. Y, entristecida, descubro con sorpresa que aún queda algo de magia en mí y pido tres deseos: que mis hijos, a los que abandonaré, encuentren una casa que les dé abrigo; que en ella haya alguien que pueda cuidarlos y que ese alguien no sea una bruja como en la que se ha convertido su madre.

(microrrelato incluido en “Menguantes”, libro que puedes descargarte en este enlace)

5 comentarios:

  1. La vida, a veces, se vuelve muy árida, y no es ningún cuento.
    Buena historia, Luisa.
    Un abrazo

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