A fuerza de vejaciones, a falta de alternativas, sólo
pudo hacerse cada día un poco más pequeña, más insignificante. Ayer, al fin,
logró desaparecer dejando tras de sí: una ausencia, una corriente de aire, una
casa vacía y una carcajada muy grande, muda.
Me ha encantado.
ResponderEliminarQue pena que la carcajada fuese muda, tenía que haber sido tan sonora que hiciese temblar a los que la vejaron. Muy bueno Luisa, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesos desde el aire
A mí también me ha gustado la idea. Muda es de mudarse, ¿o de silencio ?.
ResponderEliminarUn beso
Qué gran idea, cuántas veces hemos deseado desaparecer antes las circunstancias que teníamos que soportar, eso de la carcajada me ha gustado, pero creo que si la doy será sonora, se van a enterar. Jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo Luísa, como siempre genial.
Luisa, me alegro que se fuera, que lograra "evaporarse".
ResponderEliminarMe ha gustado que su ausencia se notara en la casa vacía. Y que ella desapareciera con su gran sonrisa puesta (triunfal). Lo de "muda" me ha parecido como acentuar su desaparición, su falta, en los oídos de la otra persona. Y me ha parecido tremendamente significativa. La casa sin ella, tras su evasión: se queda muda.
Besosss, doña.
Muda porque dejó de existir. Muda porque uno lo es, aunque hable, si nadie la escucha.
ResponderEliminarDesaparece, pero feliz. La casa es la única que parece notar la ausencia.
Un beso a todos y... buen fin de semana
E X T R A O R D I N A R I O
ResponderEliminarBello y terrrible
Buen fin de semana para vos también, Luisa
Durísimo y esa carcajada muda que es un símbolo de su ausencia. Tan bien contado, Luisa! Saludos admirados
ResponderEliminar¡Qué pena que haya que desaparecer para poder ser! Duro y contundente.
ResponderEliminarDoble de abrazos.
Deja regusto de derrota pese a la huida, y eso no me gusta.
ResponderEliminarMuy duro, y es una pena que tenga que desaparecer.
ResponderEliminarBesitos