10 de agosto de 2012

Producto defectuoso


          El dueño de la única sirena en cautividad del mundo, un pescador sordo, esperaba hacerse inmensamente rico sacándola a subasta. Sin embargo nada salió como quería.
-Ni carne ni pescado –pensó el famoso cocinero pensando en cómo cocinarla.
-Es guapa y canta bien, pero no baila –se dijo el productor discográfico.
-No cabe duda de que es una pieza única; pero… está viva, come, ensucia, necesita una piscina y es demasiado guapa, ¿no crees? –dijo la coleccionista a su amiga.
Un silencio incómodo empezó a extenderse por la sala de subastas, un silencio en el que sólo podían escucharse los bufidos del desesperado pescador que, sin comprender nada, ya sólo pensaba en devolver la sirena al agua y olvidarse cuanto antes de ella.

9 comentarios:

  1. ¡Qué bueno, Luisa!

    Con este relato me has hecho pensar en cómo somos capaces de encontrarle inconvenientes a todo, en cómo siempre podemos encontrar una razón que justifique nuestro desprecio.

    La frase "ni carne ni pescado" para definir a la sirena me ha parecido genial.

    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que sacando peros somos únicos.
    Y que por otro lado, dándole vuelta al micro:
    -ni carne ni pescado, puede ser un plato único
    -muchos cantantes no bailan y casi que no lo hagan
    -quizás a la coleccionista no, pero en boca de un coleccionista y hasta algún otro que no lo sea.....

    Ah, buenos días, es viernes!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Y lo de "está viva, come, ensucia" le da una dimensión poco sugerente a la pobre "sirenita"... menos disney y más pescada.

    Bien contado. Me alegra devolverte el saludo.
    Besos
    Bea

    ResponderEliminar
  4. Una visión desmitificadora concentrada en el "ni carne ni pescado" o como se dice por estos lares "ni chicha ni limonada". Creo que las sirenas están sobrevaluadas... Me encantó! Abrazos van, María Luisa!

    ResponderEliminar
  5. Si es que todo tiene sus pegas. Falta el chiste de los pescadores gallegos.

    ResponderEliminar
  6. Luisa, gracias por tus comentarios en La nave. Te he dejado uno en ENTC.

    Una buena crítica a los mercaderes. En tu relato todos son defectuosos, menos la sirena, y la fantasía aplaude el resultado final. Me gustó por el final que promete.

    ResponderEliminar
  7. Pobre sirena, nadie la quiere :-(
    Al menos volverá a ser libre.

    Un beso, Luisa.

    ResponderEliminar
  8. Luisa:
    La sordera lo salvó al pescador de la maldad de a sirena; probablemente ella manipuló luego las mentes de los ofertantes, para salirse con la suya y regresar a su lugar: el mar.
    Es una historia inteligente y con humor, como a mí me gustan.
    Te iba a pedir explicación sobre el significado del término "palabro", pero me dí cuenta que era una "preguntonta".
    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  9. Pobre sirena, nadie la quiere. Somos capaces de encontrarle defectos a todo.

    Besitos

    ResponderEliminar