Fue escribiendo donde encontré el dolor, el amor, la
amistad, la risa, el valor, el deseo, la traición, la vida. Fue entre las hojas
de los libros donde encontré todo aquello que ellos me habían negado y que tan
necesario me era.
Creo que un día sintieron celos de mi felicidad, creo que
pensaron que estaba loco.
Por eso me
encerraron aquí, en esta habitación acolchada, mientras me empujaban a la
soledad con falsas promesas. ¡Qué tontos han sido, qué poco han valorado mi
fuerza! Mañana encontrarán mi cuerpo. La tinta será mi sangre y el papel las
paredes que me rodean.
Uff eso si que es obsesión creativa.
ResponderEliminarTanto le dieron las letras que al final su cuerpo se ha fundido en ellas de una manera irracional.
ResponderEliminar¡Qué buen final! Excelente microcuento, me encantó.
ResponderEliminarSaludos...
Salute con la Luisa, encontró uno más loco que yo.
ResponderEliminar¡Cuanta expresión en ese final! es arrebatador.
Un abrazo.
La literatura nos arrastra a la locura...
ResponderEliminaruy me ha salido un pareado!
Y si no, que se lo digan a don Quijote.
Bendita locura la de los escritores y los lectores.