Dio un paso y vio con desesperación
a las historias huir como palomas, dejándolo niño y solo en mitad de la hoja.
Metió una mano en un cajón, sacó unas palabras, unas migajas apenas, algo que
había sido una frase y extendió la mano. Esperó durante horas, las historias no
picaron y volvió a pasar una tarde estéril sentado en el despacho como venía
ocurriendo desde hacía días.
Esos pájaros que a final no se atreven a tener forma o que no consiguen tomar el vuelo. Que bonito lo haces!!
ResponderEliminarBesicos muchos.