Cuando me acerco puedo oír ruidos
detrás de la puerta cerrada, sé que son como siempre el tiempo y el espacio
jugando. De modo que, para no encontrarme ante una realidad que no es mía y
descubrirme perdida y desorientada, como bien sabe mi psiquiatra que ya me ha
ocurrido demasiadas veces, hago como que quiero entrar y tengo algún problema
tonto e inclasificable, como si la puerta se trabase y no pudiera franquearla.
El truco no suele fallar. Cuando la
abro, estoy de nuevo en casa.
Muy ingenioso, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn ejercicio de sicología muy bien llevado. Como siempre, genial!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Luisa, un bonito juego con los lectores el que plantea este microrrelato, donde todo es lo que parece y a la inversa. Muy bien hilvanado.
ResponderEliminarBesos.