Cogidos de la mano, con las sonrisas
de oreja a oreja, frente a una casa, al lado de lo que parecían ser un coche y
un árbol, el papá, la mamá, el hijo y el perro asistían impasibles al
tristísimo espectáculo de todas las tardes, ése que esta vez acabaría
salpicando el cielo azul, luminoso y dorado, que había sobre sus redondas
cabezas, en el que podía verse una nube perfectamente blanca y algunos pájaros
como acentos.
Al cabo de un rato de golpes, quejas y ayes se hizo el
más absoluto de los silencios. Mientras las salpicaduras de sangre resbalaban y
manchaban la casa blanca y el sol amarillo, el papá, la mamá y el hijo
siguieron sonriendo. Sólo el perro había desaparecido. Y es que la mano
infantil, ahora inerte y ensangrentada, lo había arañado en su frustrada huída,
apresándolo con las uñas de sus pequeños dedos.
El terror muy bien contado.
ResponderEliminarUn abrazo rosa.
La RAE tiene una acepción para la palabra "cuadro" que creo que viene a cuento ahora: "Espectáculo de la naturaleza, o agrupación de personas o cosas, que se ofrece a la vista y es capaz de conmover o aterrorizar el ánimo."
ResponderEliminarLuisa, has conseguido camuflar el cuadro hasta el final y con muy buen resultado.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Abrazos.
Vaya lo bien que has conseguido pintarlo, ¡fenomenal!!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Me gusta mucho el tono.
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