No tuvo suerte aquella noche.
Se había propuesto salir a pescar el
esqueleto de una historia, algo a lo que coserse al costado, con lo que llenar
las horas y las páginas, a lo que nutrir; y sólo encontró un título, un autorretrato
triste de cómo se sentía, apenas cinco palabras. “El viejo y el mar” había
escrito.
Sólo al día siguiente, cuando las
volvió a leer encabezando la hoja en blanco que salía de la máquina de
escribir, entendió cuán grande era aquello que había pescado y dejó que la
historia, como una red, le atrapase.
(microrrelato seleccionado en el concurso convocado por Artgerust y publicado en el libro “Por quién doblan las campanas, concurso homenaje a Ernest Hemingway”)
(microrrelato seleccionado en el concurso convocado por Artgerust y publicado en el libro “Por quién doblan las campanas, concurso homenaje a Ernest Hemingway”)
Ole, felicidades.
ResponderEliminarEnhorabuena.
ResponderEliminarDe vez en cuando, estas tonterías gustan. Mientras el personal gana el wonderland, los ENTC, los ReC,... y todas esas cosas tan importantes y tan raras.
ResponderEliminarBuena pesca, Luisa. Enhorabuena.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Enhorabuena, Luisa! Todo un homenaje a Ernest, el gran escritor de grandes libros como El viejo y el mar.
ResponderEliminarPor cierto, nada de quejarte, que tú ganas muchos concursos, así el último que me viene la memoria es el de IM.
Besos.
Me ha encantado. Felicidades :)
ResponderEliminarEnhorabuena, Luisa. Buen esqueleto el pescado.
ResponderEliminarAbrazos marinos.
Excelente!
ResponderEliminarUn beso.
Enhorabuena. Buen relato y merecido reconocimiento, aunque no comparta la mecánica de ArtGerust ni de Diversidad Literaria. No en la selección de micros, si no en la forma de editarlos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Miguel. Evito, esa es la palabra, Diversidad, Letras con Arte; no me digas por qué, que no lo sé, a ArGerust le doy un pase.
ResponderEliminarGracias a todos