22 de mayo de 2015

Tinta indeleble

            Nací blanco, acromático, de claridad máxima y oscuridad nula, sin matices ni dobleces. Mientras crecía mi lechoso aspecto me delataba como alguien carente de intenciones y gustos, y también de rencor o de malicia. No estaba mal siendo como era, pero envidiaba la fuerza y determinación de los que me rodeaban, abanderándose siempre con todo tipo de causas, valientes y llenos de vida. Hasta que llegó ella, negra, fuerte y con sabor, esponja de conocimientos y maestra: “No te quedes al margen de la realidad, sumérgete en ella, empátate de lo que sienten los demás y siéntelo con ellos, sé color, sé su auxilio, su apoyo y su ayuda. Los colores están en ti, para que los sientas, para que comprendas a los que te rodean; tú puedes hacerlo, aunque no lo sepas”.

(microrrelato presentado al concurso Gora Gasteiz, que debía giran en torno a la diversidad, la integración, la solidaridad,… y contener la frase “sé color”)

3 comentarios:

  1. Luisa, un microrrelato reivindicativo de buena factura, con ese paralelismo a los colores. Me gustó la forma de guiar el micro.

    Abrazos.

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  2. Gracias, Nicolás. La ventaja de escribir micros es que... es posible cambiar con rapidez de una cosa a otra, abordar cosas que no hubiese imaginado nunca, tener muchas vidas y hasta vivirlas un poco.
    Uno no sabe donde puede acabar tras leer las bases de un concurso si se deja llevar.
    Esta es un muestra. Curioso

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  3. Sí, es cierto. A veces no se sabe lo que va a salir y los concursos, con temas disparatados (o no) motivan la creación.
    Interesante tu propuesta. Los colores como fuente de fuerza.
    Saludos cromáticos

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