Por un lado aumenta la temperatura media del planeta y
el nivel de las aguas crece; por el otro, arrecia la sequía y las tierras se
convierten en desierto. Sabemos que no es posible escapar, que estamos entre la
espada y la pared, que el hambre y la sed nos acosan, pero no puedo evitar
estar contento; porque cada día estás más cerca, porque ya abro los brazos,
porque es posible que el miedo te empuje a ellos, porque nunca nadie ha estado
más preparado que yo para protegerte y darte consuelo.
Escucha, sé que el mundo se acabará con nosotros, que
es el fin, pero ahora empieza lo que siempre he querido, ahora te tengo y me
tienes, ahora y para siempre empieza lo nuestro.
Cuando se ha conseguido lo que más se añoraba quizá importe menos que todo termine. Siempre es recomendable estar en la mejor compañía, incluso, o sobre todo, cuando llega el fin.
ResponderEliminarUn saludo, Luisa
Así es, aunque el tiempo sea poco que sea de calidad.
ResponderEliminarGracias, Ángel, y un saludo.
Quizá si no tuvieran la certeza que el mundo se acaba no estarían tan unidos...Las dificultades acercan a la gente.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Si, la falta de tiempo es un gran aliciente que nos hace osados, atrevidos, sinceros y casi siempre.... Buenas personas.
ResponderEliminarGracias, guapa
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBueno, la primera parte es indudable. La segunda espero que no decepcione al protagonista en su momento crítico, o entonces sí, todo se habrá ido a la mierda.
ResponderEliminarAnte el amor todo debe rendirse, al menos para los enamorados.
ResponderEliminarBuen relato
Saludos