12 de noviembre de 2015

Iguales

           No se murió cuando naufragó su barco, siempre supe que estaba vivo aunque todos me dijeran lo contrario.
            Murió ayer por la mañana, lo sé porque sentí un pellizco en el pecho y algo así como una nueva presencia en el aire; y poco después, su fantasma apareció al otro lado de la calle mirando hacia la que fue nuestra casa. Corrí a su encuentro lo más deprisa que pude, sobreponiéndome a todos los obstáculos.
            -¿Tú también? –ha dicho él-. ¡Menudo par de fantasmas!

4 comentarios:

  1. Logras mantener el suspense hasta el último momento, sin trampa ni cartón. Me ha gustado muchísimo, Luisa.

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  3. Muy original el planteamiento y bien escondidas las cartas, me gustó.

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