Le jubilaron. Llegó un día, el de su cumpleaños para
más señas, y le jubilaron. Con buenas palabras y una sonrisa, pero le pusieron
en la calle.
Su mujer desde el primer momento demostró no
comprender nada y no tener sensibilidad alguna. Primero le dijo que no sabía cuál
era el problema, que él tenía que saber que aquel día iba a llegar. Después se
puso bastante pesada hablando de clases, reuniones y viajes que muy poco o nada
le apetecían. Más tarde, afortunadamente, cerró la boca; le miraba con un gesto
de incomprensión, se encogía de hombros y se iba a la calle con sus amigas.
Él, por su parte, siguió preso de su dolor, sentado en
una silla, dejando que la vida pasase ante ella. “Me jubilaron” y aquellas
palabras rebotaron entre sus sienes hasta que el corazón dejó de golpearle en
el pecho.
Bueno, tampoco es para tomarlo así... Es sabido que un hombre, en casa, estorba mas que un armario en un pasillo, pero tampoco es para tomarlo asi...
ResponderEliminarSaludos
Hay personas que se lo toman muy a la tremenda, sobre todo si son de la vieja escuela, ahora todo está más compartido. Eso creo.
ResponderEliminarGracias por venir, Ildefonso
Pues ya podían hacérmelo a mi, que para ser enfermero, tengo un trabajo que perjudica seriamente la salud. No entiendo que a la gente le pase esto.
ResponderEliminarHay gente que no sabe ocupar su tiempo. No es nuestro caso afortunadamente
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