19 de junio de 2017

Encuentro transgeneracional




Miró la superficie que se encontraba frente a él. Se sentía impotente e inútil, y eso no ayudaba a que amainase la indignación que desde hacía meses le dominaba. Sus manos temblonas parecían no querer responderle, era cierto, pero su corazón y su cerebro habían decidido que tenía que salir, que tenía que protestar, aunque casi no se pudiera creer que, a sus años, tuviera que gritar detrás de una pancarta para que dejasen de pisotear sus derechos.
-¿Necesita ayuda, abuelo?
-Gracias, creo que hace demasiado tiempo que no hago algo parecido; pero, tranquilo, no quiero entretenerte.
-¿Entretenerme? Al contrario, le debo un favor; usted me ha enseñado alemán y gracias a eso he podido encontrar trabajo.
-No he ido a muchas manifestaciones, ¿sabes?, en mis tiempos nos pegaban.
-Y yo nunca pensé que mis estudios no servirían para nada.
-Siento vergüenza de este país, de lo que han hecho con él, de cómo se aprovechan de todos nosotros.
-Aprovéchese usted de mí. ¿Qué quiere que le escriba bien grande?

9 comentarios:

  1. El chiste no es que los estudios no sirven para nada, sino que primero nos obligan a creer que sí lo hacen para que paguemos por ellos, luego ya no tiene importancia. Por algo la moda son los posgrados desde hace unos años...

    Saludos,

    J.

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  2. Varios idiomas, masters,... las peticiones no tienen fin. Y nosotros esclavos de todo ellos, figuradamente o no.
    Gracias por las visitas y los comentarios

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  3. Triste y real. Desde luego, para indignarse.
    Un abrazo, Luisa

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  4. Nos vemos en la alambrada, Ángel, o donde sea.
    Un beso

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  5. Me ha recordado tu relato, otros tiempos. Y, por desgracia ahora no son parecidos pero, sin son reales. Bien contado, amiga.
    Besicos

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  6. No comprendo como España duerme. Son tan pocos los que van a las manifestaciones que sospecho que no hay solución. A ver si con suerte y los de Ronaldo estalla la calle.

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  7. Recuerdo un emotivo discurso en los días del 15M, donde un anciano nos daba las gracias a los jóvenes por haber salido a la calle a indignarnos, a nosotros, cuando han sus generaciones y las anteriores las que con su sudor y lágrimas consiguieron los derechos que ahora nos quieren pisotear.

    Micro certero, Luisa.

    Un lujo regresar a tu blog.

    Besos.

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  8. Uno nunca debería tener que sentir vergüenza de su país. Y uno se ruboriza tantas veces y tan seguido...
    Un abrazo, Luisa.

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