29 de noviembre de 2019

La vida de los reflejos

Cuando él murió, el dolor me sitió; por un lado, debía devolverle a ella la imagen llena de tristeza en que se había convertido y, por otro, un compañero de vida se había quedado huérfano junto a mí.
Sé que pequé desde el momento en que hice mi propuesta, desde que insinué a mi amigo que huyésemos del brillo gris que nos hería para vivir nuestras vidas planas con tanta intensidad como pudiéramos, desde que dimos la espalda a esa realidad que nos obliga. Lo sé. Como sé que, el día en que ella no me encontró en el espejo, mi ausencia precipitó su fin. Sin embargo, he de decir en mi defensa que estoy segura de que le gustaría saber que él y yo seguimos juntos, que juntos mantenemos el reflejo del amor que se tenían.

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