20 de noviembre de 2019

Un plan brillante



Acercándose un poquito más al borde del barranco donde se esconde el botín, repasa el plan: meter el dinero en la mochila (solo tiene una), ponerse las gafas de bucear (para que no le piquen los ojos), santiguarse (por si Dios existe y está mirando), tomar carrerilla y saltar hacia delante (ha ensayado en la piscina); sujetar gafas y mochila en la caída y, ya en el agua, nadar lo más rápido que pueda. En cuanto a ella, la novia del jefe, no podrá ayudarle (tiene hora para hacerse las uñas) pero dice que le quiere y espera.  

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