Fotografía que encierra la historia que podéis leer a continuación, entre otras muchas:
Título: Máquinas
Los ordenadores les clavaron la
estocada. Los microrrelatistas, creciendo por generación espontánea en el
llamado mundo virtual, fueron una más de las muchas y muy variadas puntillas
que les pusieron. La faena fue que se quedaron sin trabajo. Afortunadamente un hombre
dijo: qué monas, y eso les dio una segunda vida como elemento decorativo, tan
solas como aquél que está obligado a asistir a una fiesta y más inútiles que
nunca; al hombre le asaltó poco tiempo después una pregunta: para qué
servirían.
Luego te leo, acabo de dar el relevo a Sandra...Gracias entrenadora...
ResponderEliminarNo debo de estar en mi mejor día, Luisa, porque he tenido que leer el micro varias veces -con intervalos- porque me he empeñado en pensar que habla sólo de las máquinas de coser. Nada, que cuando uno está obtuso lo está en cuerpo y alma.
ResponderEliminarLa pregunta que me surge es ¿después de las máquinas, qué?
Un abrazo,
Los hombres, o eso espero.
ResponderEliminarY todo vuelve a empezar, o no??
Ah, y por cierto, si no lo has entendido y has tenido que leerlo a trozos (un micro) madre mía, es horrible!!!
ResponderEliminarGracias por decírmelo.
Menos mal que Alberto va a arreglarlo en la siguiente entrada.
Gracias, de nuevo