14 de noviembre de 2013

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Primer acto:
María, la Santa, mascullaba oración tras oración entreteniendo los dedos en un rosario, la Niña jugaba con las muñecas y la Pinta esperaba que pasase algún buen mozo que le alegrase la vista.
Estaban en la puerta de la casa y pasaba el tiempo, como todos los días.
Segundo acto:
En cuanto los términos de la apuesta quedaron claros, los tres hombres, mosqueteros para más señas, se lanzaron galopando como locos por las calles del pueblo hasta la plaza donde estaba la iglesia.
Una vez más eran Athos, Porthos y Aramis y su maldita forma de hacer las cosas.
Tercer acto:
            Como no podía ser de otro modo, el que llegó primero fue oro, el segundo plata y el tercero bronce, en una curiosa costumbre que aún perdura. Y cuenta la leyenda que, si bien fueron las tres mujeres quienes repartieron cintas, medallas y flores, a día de hoy, María reza, la Niña juega y la Pinta se entretiene, siendo ella la causante de la conocida frase: “una para todos y todos para una”, en una versión más políticamente correcta.

4 comentarios:

  1. Un, tres de tres, fantástico Luisa. Me ha encantado.
    Abrazos.

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  2. Mañana y pasado más.
    Pero... ¿por qué?
    Veremos

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  3. Fabulos los tres actos. Me han encantado. Mi aplaudo sonoro.
    Besicos muchos.

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  4. Muy pero muy bueno, Luisa. Hilarante, imaginativo, divertido.
    Me ha encantado. Felices tres años de blog!!

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