Renacer
Nunca quise
mostrarme tal y como era. Hice lo indecible por esconderme tras infinidad de
máscaras que no dieran ni una pista de mi imagen real. Así que me tumbé al sol,
y cuando desperté mi torso se había evaporado. ¡Qué bien me sentía con este
nuevo cuerpo!, solo tenía extremidades y cabeza. Una cabeza inmensa que había
consumido mi torso. Con el paso de los días fui acomodándome a la nueva
situación. Y ahora no echo en falta aquella máscara absurda en la que me
abrigaba todos las tardes. He limpiado
el armario, y he conseguido quitarme algún complejo. De esos que verdaderamente
te incomodan.
Ahora me llevo
la toalla, y la crema solar, y cada tarde tomo el sol un rato. Los transeúntes
se me quedan mirando a ver qué hago, incluso la policía me vigila desde hace
unos días. Dicen que soy extraño, peculiar y raro. Y he llegado a la
conclusión; ¿no lo serán ellos?
Texto: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía hecha por
Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)
Qué fácil es llevar una máscara para que no nos vean raros. Y es cierto, en realidad, los raros son ellos. Un texto para pensar y la foto nos transmite una placidez y una felicidad que solo puede alcanzarse cuando uno se siente bien consigo mismo. Un abrazo a todos
ResponderEliminarPues si, es así Puri, y nada más que así. No hay vuelta de hoja.
ResponderEliminarUn abrazo