19 de enero de 2015

Preámbulos

Había escrito cien veces: te quiero. Había estado de rodillas con los brazos en cruz cargados de besos. Había estado castigado contra la pared meditando sobre su forma de proceder. Incluso había logrado que ella le castigase sin recreo. Si la escalada continuaba, y él haría lo imposible para que así fuera, pronto aparecerían los castigos físicos con los que disfrutaban tanto él como ella. 

3 comentarios:

  1. Luisa, un joven sadomasoquista en potencia, que oye, si él disfruta... nada qué decir.

    El final es muy bueno.

    Abrazos.

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  2. Va calentando motores, va. Eso si, cuando explote yo no quiero estar cerca.
    Como bien dices: es cosa suya.
    Y de quien esté con él, claro.

    Gracias

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  3. Vaya par de dos.
    Me encanta el micro, por lo diferente y original.
    Un besazo.

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