Aún sabiendo que ella no volvería, le vimos sentarse
junto al camino y ponerse a esperar. Desde entonces han pasado algunas
primaveras pero ha sido en esta última cuando hemos descubierto que su dolor
había echado raíces y lo había convertido en un rosal, tan hermoso como cargado
de espinas.
(microrrelato
publicado en el blog Cincuenta
palabras)
Buen micro cargado de dolor.
ResponderEliminarAbrazos, muchos.
Con espinas pero consiguió que de su dolor saliera un rosal. El dolor fortalece (a veces!)
ResponderEliminarSaludos, Luisa.
El dolor tambièn florece... Ya ves... Y parecía que todo lo que florecia era amor.
ResponderEliminarMuy bueno Luísa. Besos.
Es precioso este micro, a pesar del dolor que produce queda el buen sabor de boca de saber que florecerá y que ha merecido la pena. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Hola, qué buenas visitas y todas chicas. Vaya pandilla guapa.
ResponderEliminarMuchas gracias... por todo, todo el tiempo.
Y buen finde, también eso.
Hermoso y lleno de poesía.
ResponderEliminarVale, y un chico, de los buenos.
ResponderEliminarFeliz finde, también para tí, no faltaría más
Yo soy un fantasma ;-)
Eliminarok. Fantasma pero chico
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