17 de septiembre de 2015

Impotencia

La noticia corrió como la pólvora por la baraja: el rey de oros no había podido conseguir la hipoteca que necesitaba para comprarse un castillo de naipes, la última posibilidad que tenía para irse a vivir con su amada, la casquivana sota de copas, y apartarla de los continuos roces y tocamientos que había entre las cartas del mazo.

8 comentarios:

  1. Ja, ja, pobre rey celoso. Ya ni los reyes de oro tienen liquidez, ¡maldita crisis!

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  2. Como no se lleven las perrillas que haya sobre el tapete... lo tiene chungo.
    Gracias, Elisa

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  3. Tendrá que acostumbrarse, además, los castillos de naipes son bastante inestables. Original y divertido. Besosss!!!

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  4. Me temo que es la sota la que se está acostumbrando de más a los toqueteos.
    Gracias, Juancho

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  5. Un gran juego de ingenio, el tuyo en este relato de barajas.

    No me quiero ni imaginar la cantidad de historias que se deben vivir en el interior de una caja de barajas.

    Abrazos.

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  6. El rey de oros ha querido poner todas sus cartas sobre la mesa, pero me parece que nada será suficiente para esa sota, ni aunque le concedan la hipoteca.
    Un relato muy simpático, Luisa.
    Saludos

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  7. Y eso que es de oros. Si es que las sota y de copas son más que juerguistas.
    Gracias, Ángel

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