Nada le gustaba más que estar con su madre, conocer a
sus novios, sonreír con sus bromas, aceptar los regalos, asustarse sin motivos,
dar un respingo, echarse a llorar, simular miedo, callar, repetir que era
secreto e intentar tapar los morados que él mismo se hacía por todo el cuerpo.
(microrrelato publicado en Cincuenta palabras)
Muy descorazonador, taparse los morados, uf!
ResponderEliminarBesos.
Muy fuerte.
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