31 de enero de 2018

El ejército de salvación

Thomas Hoepker

Cuando pienso que fui yo quien eligió esta vida me siento como un payaso. Hace apenas unos meses que logré el ascenso pero estoy solo y atrapado, viviendo bajo el peso de la rutina, sorbiendo cafés fríos con sacarina, sin ganas y sin palabras.
 Ellos tenían razón, ahora lo sé, por el modo en que he empezado a echar de menos las charlas al raso en las noches de verano, el frío dentro de las caravanas durante las heladas, las bromas a voz en grito, el zurcido incansable de mallas y lentejuelas, el maquillaje, los ensayos.
Ahora que estoy aquí, en este mundo gris en el que nadie conoce a nadie, me siendo más que nunca lo que no quise reconocer que era; por eso he vuelto a ponerme el colorido traje varias tallas más grande y les he llamado, seguro de que en cuanto les vea entrar por la puerta de la cafetería, a mis trapecistas y saltimbanquis, a mis contorsionistas y magos, volverá a aparecer la sonrisa en mi rostro, lo único que me falta.

(microrrelato escrito para Esta noche te cuento y para esa foto)

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