Quería ser padre. Lo había querido
siempre.
Quería compartir su vida con un pequeño de mirada
limpia, quería llevarlo al colegio e ir a recogerlo todos los días, quería
enseñarle a jugar al fútbol, quería curarle las heridas, sonarle los mocos y
permanecer a su lado hasta que la pesadilla pasase, quería tartas de cumpleaños
con velas, y… lo quería todo en aquel instante, ya no podía esperar más.
Sacó su automática, la empujó en las costillas de la
mujer y se apropió del carrito que empujaba.
Sólo cuando llegase a casa sabría si
era padre de un niño o de una niña.
(mi
contribución al Vendaval de Microrrelatos 2012)
Luisa, es un micro tramposo el tuyo, pues parece tierno y hasta empatico y se torna en diabólico y perverso con ese robo.
ResponderEliminarEs una gran vuelta de tuerca. Te felicito.
Fue un placer participar en este Vendaval.
Besos.
Espeluznante giro final!
ResponderEliminarGracias por este soplo-micro, Luisa.
Gracias por su excelencia.
Un abrazo admirado
No es tramposo.
ResponderEliminarLos sentimientos del prota son genuinos, pero sólo conoce un modo de resolver los problemas.
Es el segundo vendaval en el que estoy y... genial, gracias a todos los que os lo currasteis, Patricia
¡Que bestia! digo yo que no es tan díficil hacer un niño aunque hay que esperar un poquito. Jajaja, menudo final.
ResponderEliminarMuy buena participación, Luisa.
Besitos
Un tipo resolutivo sin duda.
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