14 de junio de 2012

Todo vale


-¿Os han echado de casa, pequeñas?
Miramos hacia atrás y vimos a uno de nuestros enemigos, al acecho, esperándonos. Yo aún estaba a salvo pero mi compañera estaba desprotegida y no éramos tantas.
Sólo pudimos hacer una cosa, usar nuestras curvas e intentar comprar los favores del siempre estirado dado.

(microrrelato finalista en la XLI Edición del Concurso de Microrrelatos en Bubok)

8 comentarios:

  1. ¡Jaja! Una visión muy seductora del juego del parchís.

    Un abrazo, Luisa.

    ResponderEliminar
  2. ¡Felicidades! Esa partida de parchís la has ganado tú, usando tu habilidad para contar historias...

    UN ABRAZO.

    ResponderEliminar
  3. Luisa, ingenioso relato homenaje a un juego que da mucho de si como el parchis.

    ¿Felicidades por la mención!

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Lo cierto es que el parchís es uno de los juegos que yo más he jugado en mi infancia y lo hacíamos en plan asesino y kamikaze, comiendo y comiendo, muy agresivo. Quizás por eso era adictivo.
    Y mira tu por donde sale ahora

    ResponderEliminar
  5. ja ja ja has conseguido que me cayera simpático un juego que siempre he odiado.

    ResponderEliminar
  6. ¡Enhorabuena, Luisa! Tu micro me ha resultado hilarante. ¿Cómo le llamaran a estas fichas, que se aprovechan de sus curvas para obtener beneficios, en el futuro?

    Un abrazo y felicidades.

    ResponderEliminar
  7. ¡Vaya, vaya, con las fichas! No había pensado yo en el parchis desde ese punto de vista, jajaja.

    Besitos

    ResponderEliminar