El negro camina
por la calle, completamente vestido de oscuro y no tiene ganas de sonreír.
Llega a una
esquina y entra en una calle que es como boca de lobo: las nubes ocultan el apagado
brillo de una luna gris, las farolas están apagadas o rotas y ningún faro de coche,
al pasar, la ilumina.
El negro está de
mal humor, va a pasarlas negras y sólo de pensarlo se está poniendo negro porque
sabe que no tiene escapatoria alguna.
Su negra se lo
ha puesto muy negro: o deja los oscuros negocios que tiene en el mercado negro
o ella celebrará una misa negra en su honor.
Además, está el
asunto ése de los hombres que, como cuervos de mal agüero, se presentaron en el
local de música negra que suele frecuentar por las noches. Los “panteras
negras” se hacen llamar y parecen sacados de una película de cine negro, de las
que ponen en la televisión. Llegaron, le explicaron que no les gustaban las
ovejas negras, que su nombre estaba en su lista negra y que, en caso de no
pagar las deudas que tenía, organizarían una merienda de negros sin mayor
dilación. Aquellos hombres, como una auténtica marea negra, se habían ido
tragando todos los negocios sucios de la ciudad y ahora habían llegado a él,
dispuestos a comérselo también.
“Tengo la
negra”, pensó, “no cabe duda”.
Un coche oscuro
y sin luces entró en la calle, el negro cerró la boca y los ojos, pisó la
colilla de tabaco negro y tuvo suerte, nadie le vio. Pocos después, oía los
disparos y el humor negro que nunca había perdido le hizo pensar: “Vaya, me estoy
perdiendo la merienda” y, sin poderlo evitar, sonrió.
Entonces una
dentadura demasiado blanca lo delató.
Dicen: "Cuando en un texto se repite mucho una palabra da la impresión de pobreza de vocabulario lo cual no quiere decir que haya que evitar las repeticiones a todo trance."
ResponderEliminarPues eso. Que busqué todas las expresiones en las que aparece la palabra "negro" de un modo u otro e intenté usarlas de golpe y a todo trapo.
Pobre negro, jajajajaj.
ResponderEliminarNo soy entendida de nada, pero este texto sin tanto negro, no nos contaría la misma historia. Me ha gustado mucho.
Besos desde el aire
Pues la escritura "de golpe y a todo trapo" te sienta de maravillas. Has contado una historia de triste de un modo hilaramte: proeza de proezas si las hay
ResponderEliminarBravo, Luisa!!!
Te ha quedado niquelo, tirando a negro. ¡Qué rico es el lenguaje! y que bien utilizado por tí. Muy divertido y muy bien terminado. Un beso.
ResponderEliminarAhí tienes, una entrada simpática con las múltiples acepciones del negro por el blanco. El final no se esperaba. Por cierto, ayer compré "Pervertidos" al ver tantos conocidos de perversiones. Venga, nos leemos.
ResponderEliminarJamás leí un relato tan negro. ¡Felicidades!
ResponderEliminarEl término “grafito” deriva del griego γραφειν (graphein) que significa escribir. Creo que tu micro, bien merece un marco de grafito negro brillante.
Un saludo.
Historia tintada de negro, para el "negro", un personaje que me recuerda un libro donde los personajes tienen nombres de colores... azul, rojo, blanco ... (te diré cuál es si es que no lo conoces ;).
ResponderEliminarBuen ejercicio de términos.
Un abrazo.
Fantástico el sentido del humor que desarrollas en este micro no tan micro, y con divertido giro final.
ResponderEliminarAbrazos
Sin duda, Luisa, esta es una apuesta valiente. Consigues un texto distinto, que a simple vista puede parecer simple -debido a que el autor recurre a un sinnumero de frases hechas- pero que en la relectura y análisis estructural da la pauta de su dificultad.
ResponderEliminarBuen trabajo y simpático a la vez.
Un abrazo,
Totalmente de acuerdo con Pedro y Susana (son los únicos comentarios que he leído por proximidad). Suscribo lo que dicen.
ResponderEliminarBravo.
Un abrazo
Micro totalmente negro, muy negro, y bien empleado el color, jajaja.
ResponderEliminarBesitos
No hay que bajar la guardia hasta el último momento, y más si tienes las negra, porque si no el futuro inmediato puede ser muy negro.
ResponderEliminarAhí, ahí. Yo esperaba lo blanco, el brillo tenía que aparecer, si no, vaya mierda de vida si no hay contrastes.
ResponderEliminarHay que ver, que me has hecho darme cuenta, Luisa, que si no existiera el negro el mundo no sería igual.
Un abrazo.