20 de agosto de 2013

Ya estamos aquí


Siempre he sido débil, lo sé, por eso no opuse demasiada resistencia y dejé que me transformasen en uno de ellos.
Ahora llamo a la puerta de la vecina, oigo sus pasos leves y siento cómo posa su mirada en mí, sonrío:
-Soy el vecino, no tengas miedo.
Duda un momento.
-¿Qué quieres?
-Todo y nada. Quiero poner en contacto a todos los que seguimos vivos en el inmueble, que unamos fuerzas y compartamos víveres, que no estemos solos.
Dejo que una nueva sonrisa ilumine mi rostro, pero ésta es de verdad, la metamorfosis ha empezado por dentro, soy mucho más osado y lo celebro. Sin embargo, he de tener cuidado, no quiero que vea mis nuevas garras.
-¡Enséñame el cuello!
Sé a qué se refiere, todos los sabemos, por eso he venido con la camisa desabrochada desde casa, para ganar tiempo. Me acerco a la mirilla, quiero que me vea bien, es una verdadera suerte que mis nuevos compañeros de vida hayan empezado la conquista difundiendo información errónea en todos los medios.

(éste es el segundo microrrelato incluido en “Triple Ceis (666), el número de la bestia microrrelatista”, esa publicación digital de la que os hablé ayer y que podéis encontrar aquí; el ilustrador de este micro es Juan Luis López Anaya)

3 comentarios:

  1. Terror del bueno, donde se le da mucho juego al lector.

    Mil besos.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta leerlo, una y otra vez. Inspirador y maléfico. Deja buen sabor.

    Mil abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Uy, aquí alguien ha aprendido mucho, parece que saben engañar muy bien. Menuda invasión vas a liar Luisa.

    Abrazos.

    ResponderEliminar