6 de octubre de 2013

PFD y Ponfiel (78, 79, 80, 81 y 82)



           

El duende y el hada
El duende le dijo al hada.
 - ¿Por qué no procreamos?
-No, porque saldrían Duendehadas. Y a los niños actuales se les tienen comida tanto la cabeza con tantos muñecos raros que acabaran pensando que formamos parte de un videojuego.

Peligro de incendio
Sentí el roce de tu piel sobre la mía, y ese calor magnífico que desprende tu seno. Solo con mirarme me encendí, y tú sabes bien que luego cuesta apagarme. Y por mucho que se lo explique al forestal no me va a entender. Será la tercera multa por peligro de incendio en el bosque. Y mira que tú bien lo sabes cómo me pongo. Ya no volveré más contigo por estos parajes. Siempre me haces lo mismo, y estoy sin blanca.

El ermitaño
Meditó unos segundos sobre su camino en la espesura del bosque, y se extinguió.

Últimos lugares
A los tres segundos abrió los ojos y comprobó que era la última imagen que iba a ver en sus retinas. La hizo tan suya, que aun hoy, a pesar de no existir aquel lugar, sus ojos proyectan la imagen del olvido.

Reencarnación
Las hojas lanceoladas se movían al compás del viento, en una harmonía acompañada por el silencio del bosque. Una paz inmensa en medio de este vergel que se erige en plena naturaleza montañosa que me vio nacer. La putada es que vuelvo a ser un escarabajo y estoy harto de la mierda.

Textos: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía: Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)

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