9 de mayo de 2014

La promesa

Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, como es mejor para el campo añadiría él, elevando la voz para hacer ver a todos los presentes su constante preocupación por el bienestar de la familia.
Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida desde que vivo con él; aunque luzca el sol y la cosecha sea buena, llueven dentro y fuera golpes e insultos de forma constante e injusta, mientras me pide que baje la voz y agache la cabeza.
Llueve, cariño, pero tú no te preocupes, yo haré que para ti salga el sol. Le diré que has nacido muerto y te sacaré desde esta casa a escondidas, antes de que arrecie la tormenta, quizás la última.
Y lloverá, mi niño, también para ti lloverá, pero yo lograré que sea de otra manera. Te prometo que voy a ser paraguas, foso y barrera, que nada podrán conmigo ni los golpes ni las lágrimas ni la vida. 

(microrrelato presentado al Concurso convocado por la Fundación Camilo José Cela)

2 comentarios:

  1. Un relato duro, Luisa, pero con mucha fuerza, queremos darle la mano a esa mujer y ayudarle a parar los golpes, a escapar para encontrar otra vida. Un abrazo y nos vemos en Barberá!!!

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  2. Relato muy muy duro, bien llevado. Me gusta el recurso de la repetición. Y el tono de fuerza y de esperanza con que termina.

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