7 de diciembre de 2015

El golpe de su eminencia

Tras algunos cálculos, comprendió que el futuro que ansiaba vivir estaba a unos seis años de distancia sin alcohol y sin juergas. Fue justo entonces cuando sintió cómo flaqueaba su vocación mientras su mano izquierda, siempre más atrevida, buscaba un atajo robando en el cepillo de las limosnas.

4 comentarios:

  1. Avanzará por un lado y retrocederá por otro, sumido en sus contradicciones.
    Un saludo, Luisa

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  2. Y siendo, también, un completo engaño, predicando en aquello que no practica.
    Gracias por la visita, Ángel

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  3. Ya se sabe, la limosma del cepillo es para el culto, y el culto es él, que sabe latín...

    Saludos

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  4. Así, como lo cuentas, Ildefonso, parece hasta lógico y normal. ¿En qué estaría pensando yo?
    Gracias por el buen comentario, porque lo es.

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