El verdugo siempre había sido
muy puntual y no iba a dejar de serlo esa mañana. Miró el reloj, dejó que sus
ojos registrasen el amanecer, comprobó el nudo de la soga y empujó con los pies
la silla que le sostenía.
Fue una ejecución curiosa,
dentro de una casa, sin público y a solas.
(microrrelato escrito para
la propuesta de ENTC
del pasado mes de octubre, cuyo tema era: “cita con la muerte”)
No se por qué me he preguntado que por qué lo haria, quizas no tenia nadia a quien ajusticiar esa mañana, por remordimiento, es lo q ordenaba un juez...
Dura tu apuesta Luisa, bastante dura.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Siempre me pregunto qué pasará dentro de una persona para ver el suicidio como la única solución.
ResponderEliminarAbrazos aterrados.
No se por qué me he preguntado que por qué lo haria, quizas no tenia nadia a quien ajusticiar esa mañana, por remordimiento, es lo q ordenaba un juez...
ResponderEliminarBesos!