11 de diciembre de 2013

PFD y Ponfiel (97 y 98)



Nouvelle couisine
Sometida bajo presión mediática la seta ofrece todo su esplendor a cuantas cámaras se acerquen a observarla. Sabe que es la más grande de toda la zona, la más esplendorosa, exuberante y fotogénica. Sabe a ciencia cierta que no hay nadie como ella, que todos quieren posar las piernas a su lado para comprobar lo magnífica que es. Mientras ella se regocija en sus grandezas el resto saben dónde va a ir a parar. Y callan silenciosas, en una espesa bruma que las conecta en la ironía, engrandeciendo a la lustrosa seta. Ella coge con agrado las palabras de elogio y los piropos. Todas saben el satírico final que le espera,  aunque ella diga que se va de viaje a Paris a conocer a un gran maître.

Aplastamiento
Los esporangios producen esporas que se diseminan por el aire gracias al viento, que  las esparce hasta que son depositadas en lugares lejanos para iniciar el camino de una nueva vida, que nacerá, crecerá y se reproducirá en lo que es llamado el ciclo vital de la vida. A veces este camino queda truncado, cuando viene alguien después que tú y te aplasta con su pie hasta dejar diseminados tus anhelados filamentos en los cuales has depositado parte de tu vida, en la que creías, y que el imbécil de turno se cruzó en tu camino y creyéndose cesar de un imperio se adueñó de cuanto quiso. Menos mal que siempre queda algo, aunque sea el remordimiento, y la complacencia de verle caer al foso más tarde o temprano.

Texto: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía hecha por Jose Luis Rafael (publicada en Palabras, fotos, días)

1 comentario: