29 de enero de 2014

Camuflaje

El conductor del autobús vio al viejo en la parada, el de siempre, puntual, esperando. Sabía que después tendría que aguardar a que ese cabezota fuese hasta uno de los asientos de la parte de atrás, habiendo como había otros sitios libres delante. Nunca imaginó que era escritor y que su propósito era capturar las conversaciones que quedaban flotando en el aire.

7 comentarios:

  1. Luisa, me imagino que más de uno, entre ellos yo, se ve reflejado en ese viejito y que a nuestro alrededor habrá gente que no nos entienda esta afición, vicio, forma de comportarse, vida... que es la escritura.

    Un buen camuflaje.

    Abrazos.

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  2. Yo creo que la escritora, porque es una escritora la que se obstina en sentarse en la última fila, usa un boli y una libreta para cazarlas, como a las mariposas.

    Un beso

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  3. No es un mal sitio, no, para alimentarse de historias.
    Un abrazo Luisa.
    Rosy

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  4. Somos un poquillo cotillas pero está muy muy justificado. O no???
    Gracias por la visita

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  5. Es cierto eso que dices, esos ancianos que lo que quieren un lugar desde donde controlar todo, quizás anhela la juventud, cuando en las excursiones la movida iba en la parte de atrás. Muchas veces, al frenar bruscamente el conductor, todos los pensamientos salen disparados hacía adelante. En fin, Luisa, que me haces pensar.

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  6. Es que mira que dan por saco (los escritores, digo, no los sufridos conductores de autobús). Yo, como soy apenas un proyecto de juntapalabras, me quedo aproximadamente a la mitad del vehículo.
    Abrazos, siempre

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  7. Muy bueno Luisa. Siempre se hace todo por alguna razón, nos guste o no.
    Besicos muchos.

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