Todas las navidades el rey de los camellos hacía un
alto en su lucrativo negocio, comía el pan y bebía el agua que dejaban los
niños inocentes. Se disfrazaba para
encontrar a aquél que lograse apagar el carbón de su inconfesable deseo,
ése con el que poder jugar y sentirse como un juguete.
Gua! Un buen catálogo de desórdenes Luisa, cada uno hace lo que puede.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz año.
Qué bien lo cuentas, un mensaje nada "roto" es subliminal y con pocas palabras basta.
ResponderEliminarBesicos, amiga y buen año tengamos.
Ya hasta los camellos y sus reyes son unos pervertidos. Como dice Cabopá: "Con poquitas palabras basta.
ResponderEliminarFeliz año Luisa.
Besicos muchos.
Juguetes rotos y almas rotas. Buen juego de palabras en la que nada es lo que parece. Camellos y carbón, un dueto muy acertado.
ResponderEliminarBesos Luisa, y que el 2014 nos traiga muchas esperanzas sin romper.
Esperemos que el año que empieza sea mejor de lo que este micro cuenta. A poco.
ResponderEliminarGracias por la visita, os lo agradezco mucho.
¡Guau! Si así comienzas el año no me quiero perder el resto... a leer se ha dicho! Buen año para tod@s!
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