Era
un hombre enamoradizo pero, durante años, había logrado encontrar siempre una
excusa para no abordar a las mujeres que amaba sustituyéndolas por otras: “ella
es demasiado simpática, demasiado alta, demasiado sincera, demasiado guapa,
demasiado rica, demasiado parlanchina, demasiado casera, demasiado directa,
demasiado religiosa, demasiado niña, demasiado seria, demasiado…”.
Le
vimos vivir una vida llena de demasiados y renuncias, tras la cual sólo nos
quedó una dolorosa sospecha: ellas nunca habían sido demasiado; en cambio, él
siempre fue poca cosa.
Luisa, la última frase resume y cierra de forma magistral el micro. Por un momento he pensado que al final descubriríamos que era gay.
ResponderEliminar¡Buen trabajo!
Abrazos.
Posiblemente sólo se lo creía, pero nadie se paró a mirar.
ResponderEliminarPues a los poca cosa los dejamos a un lado y a otra cosa mariposa.
ResponderEliminarMe gustó tu micro, sí señora.
Abrazos.
Está claro que todo depende de la referencia. Extraordinaria idea, pero hay que contarlo así.
ResponderEliminarBsss
Está claro que todo depende de la referencia. Extraordinaria idea, pero hay que contarlo así.
ResponderEliminarBsss