*La última
imagen que tengo de ellos juntos es la de mi hombre antes de irse para siempre
junto al hijo que, como le confesé, no era suyo.
*A escondidas
lo enterraron en su lugar preferido, donde había pasado mejores ratos. Debajo
del tobogán. En el parque.
*Le despidió y el paisaje empezó a
moverse.
Cuando se paró, ella seguía allí con el mismo gesto en las
manos.
Un viaje circular… ¿es viaje?
*No se atrevía a escribirla un
mensaje o a seguirla.
Su valor sólo llegó para, tras retwittearla,
apartar muy deprisa las manos.
*No sé cómo lo hizo.
Llegó, quebró el paisaje y se
convirtió en mi único horizonte.
*Demasiado tarde el vampiro descubrió que era anémica.
En cuanto salió por la ventana y cayó en picado.
*Fue en legítima defensa.
Su presencia me hería la conciencia desde el día en
que empecé a pegarla.
*Sufrimos la enfermedad llamada “ausencia”.
Buscamos en el cielo el planeta azul
de nuestras leyendas y que hace siglos que perdimos.
*Los viajes en avión rompen el tiempo. Sabes dónde
llegas, pero no sabes cuándo.
*Cuando llegué aquí, fueron ellos quienes vinieron a
buscarme.
Dicen llamarse familia, esos extraños.
Me quedo con los dos primeros y el del vampiro.
ResponderEliminarUn besico.
PD. Cudadín con el laismo, Luisa...
Anda que no estás diciendo nada. Que soy de ciencias, puras, muy puras. Gracias que sé poner una l y una a juntas.
ResponderEliminarGracias
El del tobogán es brutal.
ResponderEliminarCoincido con mi cuasitocayo y me quedo también con el de legítima defensa y el último.
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