Al otro lado de la mesa del
despacho, estaba una de sus alumnas.
La había visto sacar y meter una
chuleta del sujetador en mitad de un examen y ni antes, con toda la clase
delante, ni ahora a solas, sabía qué hacer. No era la primera vez que ocurría.
Ella le miraba con toda la picardía
que le daba saberse dueña de la situación. Él la miraba a ella, intentando que
sus ojos no bajasen al vértice que sobre el pecho le hacía la blusa.
No era su primera vez y algo le
decía que tampoco sería la última.
Tema incómodo y delicado el que tocas.
ResponderEliminar