A veces sentía miedo, un miedo tan profundo que el aire dejaba de llegar a sus pulmones, que le inundaba de sudor y le paralizaba.
Era un miedo irracional, absurdo, contra el que había luchado todos los días de su vida. Era el pánico a no saber qué hacer o qué decir, a decepcionar a sus compañeros de partido o a sus hijos, a no cumplir alguno de los compromisos adquiridos, a no saber por qué algunos no se cumplirían jamás.
Alguien tocó la puerta y la cabeza de su mujer apareció tras ella; sintió su presencia como un bálsamo y sonrió más tranquilo. Todo iba a ir mucho mejor en cuanto ella le dijese cómo comportarse o cómo vestirse, en cuanto su secretario personal le diese el programa del día, en cuanto sus consejeros y asesores le susurrasen al oído las decisiones que debía adoptar, en cuanto tuviese ante sí el discurso que tenía que pronunciar, en cuanto… todo estaría bien si entre todos y siempre asumían el movimiento de sus hilos.
Pobre...
ResponderEliminarLuisa, que gran retrato de lo que desde fuera creemos puede ser un político. Nos imaginamos que entre unos y otros que le rodean lo manejan y lo dirigen. Gran parte de lo que indicas debe pasar, seguro.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, un abrazo.
Me ha gustado mucho, un títere, una función...un político manejado
ResponderEliminarAbrazos
A mí lo que me preocupa es quién maneja los hilos de todos esos títeres. Un beso.
ResponderEliminarLos hilos de la costumbre, los cimientos de la seguridad. ¿Qué ocurrirá cuando los hilos sean cercenados, el programa se haga ilegible, los pilares se esfumen, como espectros en la niebla?
ResponderEliminarMuy buen texto Luisa y da mucho que pensar...
ResponderEliminarBesos desde el aire
De esos, muchos. Así nos va.
ResponderEliminarBesos sin hilos.
Un vegetal andante. Un loro de repetición. Un triste.
ResponderEliminarMe gusta.
Magnífico retrato de un títere cualquiera de los que -presa convertida en cazador- maneja los hilos de nuestras vidas.
ResponderEliminar¡Brillante, Luisa, en la forma y en el fondo!
Un abrazo.
Como ya te han dicho: brillante. Y me temo que un buen retrato de la realidad, es un micro para pensar en quien maneja realmente esos hilos.
ResponderEliminarBesitos
¡Qué bueno!
ResponderEliminarBesos, Luisa.