La reina dio a luz un hermoso niño pero… no había olvidado su promesa.
De modo que, cuando el repugnante hombrecillo apareció para llevárselo, ella descolgó un cedazo que decoraba la habitación y lo usó como raqueta.
Había aprendido a no mancharse de sangre, pero seguía siendo molinera.
(microrrelato escrito para las Microjustas, el tema era: “Malotes: Rumpelstikin”; lamentablemente he mordido la arena en la primera ronda)
Jope Luisa,
ResponderEliminarPues a mí me parece buenísimo (iba a poner "cohonu*" pero me ha parecido una palabra un poco fuerte :-) )
Yo también perdí jooo ;-)
Besitos
Gracias, guapa.
ResponderEliminarA mi me gusta el punto de madre coraje y el que la reina, sin mancharse de sangre, sigo siendo una molinera al uso que sabe tratar a los ratones a los duendes o a quien haga falta sin que se le mueva un pelo.
Pues a mi me ha gustado mucho, me ha parecido de humor fino, fino.
ResponderEliminarVuelta de vacaciones y se me quita la depresión post-vacacional, je je.
Me voy a buscar a tu personaje, Luisa. ¿Crees que la convenceré de que me enseñe a usar el cedazo? jiji.
ResponderEliminarMe gustó.
Buen micro me encanta la imagen de esta reina-molinera.
ResponderEliminarBesitos