Sireno
Me
quedé perpleja al verlo. Sabías que yo, pobre de mí, no iba a poder resistirme
a tus encantos, a esa parte sensual tan plácida que tanto me gusta, y quizás
acabase revolcada contigo en la fresca arena de la playa. Una playa inmensa
bañada por el sol, el agua cálida y mansa, dejando la huella en mi piel, en la
arena y sobre nuestros cuerpos deseosos, lívidos, para transformarnos en
etéreos. Me puse sensual, y tú respondiste. Cuando di el primer paso al ponerme
de pie, y acariciar la tuya, tan suave y electrizante, vi eso y me asusté. Y tú
me dijiste, no te preocupes no es eso que utilizáis los humanos para no dejar a
las mujeres embarazadas. Esto es una medusa, dijiste y yo te creí. Al darme la
vuelta te liaste con la musa de tu derecha y desapareciste bajo el mar.
Textos: Ponfiel (blog: Cirujano de letras)
Fotografía: Jose Luis
Rafael
Lo podía haber hecho mejor. Pero ya está, de los errores se aprende.
ResponderEliminarUn abrazo.