El
reflejo sabe demasiadas cosas de la familia. Tiene abiertas de forma permanente
ventanas a la realidad en los cuartos de baño, en los armarios de los
dormitorios y en la entrada de la casa; es así como ha logrado unir las piezas
de esa historia que le ocultan a su dueño.
Durante un tiempo el reflejo piensa
en cómo contarle lo que está pasando, en cómo darle las malas noticias, pero al
final descubre que lo único que puede hacer es
seguir reproduciendo los movimientos, tan puntual y exactamente como ha
hecho siempre.
Mientras el hombre, ajeno a todo, se
acerca al espejo y cree descubrir algunas nuevas arrugas.
Creí haber dejado un comentario.
ResponderEliminarDecía que si los reflejos hablaran podrían contar muchas cosas, pero que tal vez sea mejor que cada uno descubra los secretos de su familia.
Abrazos, muchos.
Los reflejos no mienten, no se llaman a engaños. Otra cosa es que nosotros prefiramos las sombras, más deformables ellas.
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