28 de abril de 2014

Terrorismo inspirador

Me sobresalté al oír un golpe y algo así como un siseo en el salón. Tras unos instantes de indecisión, con un cuchillo en la mano y más miedo que vergüenza, me dirigí hacia la habitación contigua intentado no hacer ruido. Encontré, como me venía ocurriendo desde hacía algunos días, un libro a un metro de distancia de la librería en la que debía estar, abierto, con las páginas en blanco y muerto, sin lugar a dudas; pero esta vez, mirando con atención, creí ver a algunos personajes huir hacía los rodapiés acarreando párrafos enteros de texto.
No puedo confirmar quien está detrás de estos incidentes, no tengo pruebas, pero algo me dice que las responsables son mis musas, a las que he amenazado por no ser ni diosas ni inspiradoras, por estar desde hace meses mudas.

5 comentarios:

  1. Me temo que a las musas hay que tratarlas con muuucho cariño, y paciencia, si no, mira lo que pasa.
    Un libro blanco, abierto, un libro muerto, qué imaginación Luisa.
    Un abrazo

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  2. Luisa, un microrrelato muy original y que logra extraerte una sonrisa. Esa imagen del libro en blanco y muerto es excelente.

    Me gustó mucho.

    Abrazos.

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  3. Lo publico aquí pero... es de esos micros que dudas si tirar o no.
    No acaba de gustarme, esa es la verdad

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  4. Pues Pues a mí, la verdad, me parece ocurrente. Fresco y divertido.
    Saludos, Luisa

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  5. Las musas no existen, son los padres. Relato divertido, a mi si me gusta, es original y fresco.

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