Sé que están enfadadas. En cuanto entro en la
habitación se hace el silencio y permanecen rígidas mirando al infinito. No
quieren entender que he crecido, que ya no tengo edad para estar con muñecas y
que es hora de jugar a los médicos con algunos chicos.
Luisa, los juguetes, los juegos, la edad... que buena combinación la que has realizado para narrarnos, con gracia, que el tiempo pasa y nuestras prioridades cambian.
ResponderEliminar¡Buen microrrelato!
Abrazos.
Cuando eso pasa, es verdad, qué mal lo llevan las hermanas menores.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa.
Que no sufran, cuando le decepcionemos los chicos tal vez vuelva a los "juguetes" je je.
ResponderEliminarAbrazos Luisa.
Gracias, chicos y chicas.
ResponderEliminarEl comentario de Miguel me ha hecho sonreir, qué oportuno, no me había dado cuenta.
Ja.
Bueno, de momento, dejemos que juegue con los chicos y después.... pues ya veremos.
Buen finde a todos.
El paso de la niñez a la madurez conlleva pérdidas y algunas se quedan perdidas.
ResponderEliminarAbrazos juguetones.
Muy ingenioso el final :-)
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