-Construyen
edificios cada vez más altos para estar cada día un poco más lejos de nosotros -dijo el mendigo.
-¿Y
por qué los suelen cubrir de cristal? -preguntó el más joven.
-Por
muy distintas razones: para controlarnos, para tener vistas sobre la miseria
que esquivan, para recordar que han de luchar por no caer al suelo, para ver un
simulacro de cielo a través de grueso cristal ahumado y decir que hace buen día,
mientras la temperatura de su aire la regula el ordenador central del edificio
inteligente.
-¿Cómo
sabes eso?
-¿Ves
la soga que llevo al cuello?
-Sí.
-Pues
antes era una corbata.
Uah, tremendísimo, Luisa. Qué bueno. Qué final tan de golpe.
ResponderEliminarUn abrazo, suave.
Demoledor con un toque de distopía reciente.
ResponderEliminarYo, y aunque sea mío y esté un poco feo, lo cierto es que este micro me gusta; por ese estar de vuelta y saber, por esa corbata que fue y ya es irreconocible.
ResponderEliminarGracias por la visitas y las palabras
Excelente! Yo también estudié literatura y me especialicé en micro relatos y es muy interesante tengo que decir. A la hora de escoger carreras universitarias es importante tener en cuenta estas variables.
ResponderEliminarBuenísimo, Luisa. Desde el título hasta el final. De los que dejan poso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando las torres, los cristales, ordenadores y corbatas empiezan a hablar es porque la sensibilidad no nos ha abandonado. Felicidades, Luisa.
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