Todavía, de vez en cuando, se echaban en falta. Todavía uno de los dos, él o ella, cogía el teléfono y llamaba al otro: “¿quedamos?”.
Algunos días más tarde, acudían a la cita nerviosos como flanes y, mientras él pensaba que ella era preciosa, ella se decía que era encantador. Se sentaban entonces y comentaban los proyectos que tenían en mente, lo que esperaban de la vida, los viajes que querían hacer o la familia que querían formar. Dejaban que la emoción devorase sus palabras, que el tiempo se parase en el brillo de sus ojos y en las caricias que dibujaban sus manos..
Después hablaban del presente, de cómo el trabajo y la rutina minaban sus deseos, del modo en que el silencio les separaba y el deseo empezaba a apaciguarse. Descubrían entonces, nadie sabía exactamente cuando, que sus manos ya no se tocaban y sus miradas habían empezado a evitarse.
Más tarde, cada uno haciéndose fuerte en un lado de la mesa que ocupaban, volvían a encontrarse para enfrentarse, para echarle en cara al otro que las promesas hechas nunca habían sido más que palabras, que cada uno de ellos por separado había luchado por su unión con más ahínco que nadie, que nunca fueron ni amigos ni amantes, que lo suyo había sido sólo una pérdida de tiempo, una mentira, una broma absurda y un engaño.
En ese momento pedían la cuenta, pagaban por separado y después salían a la calle tan solos como habían llegado, cada uno por su lado hasta el siguiente asalto.
Los miedos, siempre los miedos.
ResponderEliminarBesos, Luisa
Hace tiempo que cuando quiero ponerle aspecto al miedo veo una puerta cerrada. Puede haber cualquier cosa detrás, puede ser mala o no, pero la puerta sigue cerrada. Exactamente igual que las puertas de tus personajes.
ResponderEliminarCírculo cerrado. No hay vuelta atrás. No funciona. Muy buena puesta en escena y bien desarrollado el relato.
ResponderEliminarBesos de lunes.
A mí, cuando me preguntaban a qué tenía miedo, contestaba, "al miedo". Buen desarrollo en este micro. Abrazos
ResponderEliminarEstán resultando curiosos los comentarios. El micro o lo que yo quería contar, creo que iba más en la línea de Lola: dos personas que han fracasado como pareja pero que, cada cierto tiempo, se encuentran y vuelven a revivirla en una sola cita, sin solución sin fin.
ResponderEliminarSin embargo, vosotros hablais de "miedo". Esto está haciendo que veo el micro con otros ojos, lo cual es realmente muy interesante. De verdad que sí.
Creo que a veces la soledad nos empuja a revivir el último recuerdo de compañía que tenemos, volver al lugar, a la persona, con la que nos sentimos una vez a gusto. Si podemos cumplir ese deseo, la realidad nos vovlerá a poner a cada uno en su sitio.
ResponderEliminarSaludillos pensativos