Hasta él llegó un pitido. Era la agenda electrónica haciéndole saber que había sido invitado a una nueva fiesta o baile donde había sido reclamada su encantadora presencia.
Como era su costumbre, confirmó de inmediato su asistencia. Fue sólo después de hacerlo cuando descubrió con desesperación que la nueva cita interfería con siete actos sociales más a los que se había comprometido a ir como fuera.
Durante un momento se odió, odió esas malditas e inoportunas prisas suyas, sus temores y ese miedo que tenía de que se olvidarían de él si dejaba de asistir a todos los actos posibles como había hecho siempre.
¿Qué podía hacer con la última reunión social si sus siete clones ya estaban ocupados en representarle en otros tantos e igualmente importantes eventos? ¿Es que tendría que ir él mismo, en persona?
Qué pérdida de tiempo, pensó, y qué aburrimiento. Y, antes de que la cantidad exorbitante de dinero que se iba a gastar echase por tierra la idea que le andaba rondando por la cabeza, encargó que le hiciesen tres clones más mientras ponía como excusa que no tenía que ponerse.
A mi uno o dos no me vendrían mal jeje. Me ha gustado mucho. Saludillos clonados
ResponderEliminarIncluso los más superficiales acaban cansándose de lo superficial. ¿Era ese el mensaje? Es muy bueno.
ResponderEliminarO que los superficiales lo son siempre al precio que sea, porque....seamos sinceros, un clon es carísimo. ¿Habéis visto los precios?
ResponderEliminarBienvenido otro microrrelato de clones.
ResponderEliminarBesos a pares.
Buen micro, Luisa. Un tema ingenioso el de los clones, aunque debo decir que últimamente se está poniendo de moda, ya he leído varios micros del tema. Rosana ha ganado el Concurso ReC de esta semana con un micro de la misma temática.
ResponderEliminarNo sé, lo mismo me animo y me apunto yo también a la corriente...
En fin, que me desvío, que lo que te digo es que me gusta mucho tu micro.
Gracias, Lola y Sara. Lo cierto es que fue escrito hace bastante tiempo pero ha visto la luz ahora.
ResponderEliminarY Sara, desviate, anímate o apúntate. ¿No crees?
Un beso a ambas.