Con la primera campanada, se hizo el silencio en la reunión familiar. Con la segunda, busqué su mirada cómplice. Con la tercera, comprobé que él no la devolvía. Con la cuarta, seguí sus ojos. Con la quinta, vi un beso que no era para mí. Con la sexta, volví a él, destinatario de aquellos mimos. Con la séptima, octava y novena las uvas llegaron mecánicamente a mi boca. Con la décima, masticando, empecé a pensar. Con la undécima tragué la fruta, segura de mi decisión. Con la duodécima, me descubrí ansiosa por empezar el año nuevo, mi nueva vida.
(microrrelato escrito para Euro-pa-labra como respuesta a su propuesta de diciembre y publicado ayer)
Me pregunto porque necesitamos, a veces, un pequeño empujón para comenzar las cosas o para dar un giro a nuestras vidas.
ResponderEliminarReflexivo micro: me gustó.
Por fin alguien cumple con el dicho.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Muy bien contados estos nuevos propósitos. Afortunadamente se dio cuenta de que siempre es tiempo de renovación. Besos.
ResponderEliminarMuy buena decisión. Cuando las uvas se acaban es mejor comprar otra fruta y saborearla a placer. Los huesos no sirven para nada. Un beso.
ResponderEliminarMagnífica decisión: quitar lo estéril, lo muerto. No hay otro modo de comenzar el año, no hay otro modo de evitar permanecer anclado en el año viejo.
ResponderEliminarUn abrazo, Luisa
Una decisión de lo más acertada. El nuevo año comenzará para ella libre de las garras de la mentira y la traición.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una buena decisión, cuando alguien ya no está a tu lado mejor dejarlo atrás e intentar una nueva vida.
ResponderEliminarBesitos
Logras en este relato, Luisa, una intensidad de efecto destacable.
ResponderEliminarLa acción gravita sobre el péndulo de las campanadas, y se desarrolla al ritmo justo. Como lector deseas que llegue ese final que llega así, tal como lo has deseado.
Me ha parecido formidable. Un abrazo,
Y es el único momento en el que pensamos en cambiar sin posponer la idea para otro momento, en el que el año termina y se pasa a la página siguiente.
ResponderEliminarTomar las doce uvas y repasar la vida del año que se cae del calendario, es bueno sí se tiene pensado no sólo cambiar la hoja...
ResponderEliminarBesicos
Uff... yo con dejar de fumar me conformaba.
ResponderEliminarUn saludo.
Genial ese resurgir a ritmo de uvas acampanadas.
ResponderEliminarSaludos