6 de mayo de 2012

El palo


Desesperada como estaba, aquel libro de setas en la casa del abuelo podía su salvación.
Se documentó en profundidad, preguntó a los viejos del lugar y una mañana salió: mientras fuese posible, ahorrarían dinero comiéndolas.
Aquel mismo día, ella dijo que no le gustaban pero afirmó que seguiría buscándolas para él.
Después, en realidad, no tuvo que esperar demasiado; justo como el viejo libro no decía pero ella había averiguado, los deliciosos Paxillus involutus empezaron a actuar dando lugar a un complicado cuadro clínico que lamentablemente el novato medico del lugar no pudo solucionar.

(microrrelato presentado al Concurso de Micomicrorrelatos San Jorge, la seta de la que hablo estuvo catalogada como comestible durante mucho tiempo; sin embargo, hoy se sabe que es mortal)

7 comentarios:

  1. Las plantas siempre dan mucho juego y son muy socorridas para curar y para matar. Menos mal que ya sabemos que son venenosas. Un beso de domingo.

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  2. Menos mal que no me gustan los hongos ...yo sabía que existía motivo de desconfianza, jajaja.
    A él le gustaban, pobre.
    En la esperanza de que ella no ande cerca te dejo un abrazo, Luisa

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  3. Luisa, desconocía ese apunte tan devastador que dejas al pie del relato. Con él, el micro coge otro rumbo, más cercano aún al terror.

    Me gustó este Palo.

    Besos.

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  4. Lo cierto es que... no sé nada de setas y tambien, que no me gusta este relato.
    De modo que, más que nunca y esperando que no me lo tengáis muy en cuenta,gracias por los comentarios

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  5. ¡Cuidadín con las setas!

    Besitos

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  6. Jope Luisa,
    opino como Nicolás, si no hubieras hecho la anotación... vaya, pero después de leerla tiene un toque "gótico" que da repelús ;-)
    Besitos

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